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LA CIRUGÍA ESTÉTICA Y AUTOESTIMA

Son diversos y muy variados los motivos que llevan a una persona a someterse a una intervención de cirugía estética. A pesar de la tendencia que existe sobre la superficialidad que rodea a este asunto, en la gran mayoría de los casos, la cirugía plástica es un proceso que contribuye a la mejora de la autoestima y el bienestar de aquellos que la reciben.

Desde que somos capaces de percibirnos a nosotros mismos por primera vez, aún en la infancia, comienza el desarrollo de nuestra propia autoestima. Esta nos acompañará a lo largo de toda nuestra vida, y en algunos casos de autoestima baja, esta puede llegar a acarrear problemas relacionados con la depresión o ansiedad, entre otros.

Existen multitud de casos en los que las imperfecciones corporales con las que nacen algunas personas, ciertas inconformidades con respecto a sus cuerpos, o consecuencias de las secuelas de otras enfermedades llevan a estos a someterse a intervenciones de cirugía estética, con la finalidad de evitar que alguno de estos motivos suponga un impedimento para su propia salud y bienestar.

A través de estos tratamientos de la mano de profesionales cualificados y especializados en cirugía estética y plástica, resulta sumamente satisfactorio comprobar cómo los buenos resultados acaban siendo beneficiosos tanto a nivel físico como mental para los pacientes. Modelar nuestro cuerpo para sentirnos aún más nosotros mismos y cómodos en nuestra propia piel, aporta fortaleza mental, una notable mejora de la autopercepción, y la proyección de una imagen más segura y firme ante el mundo que nos rodea.

La clave del sí, recae en las expectativas, pues cada paciente es un mundo, y requiere un trato único atado a unas expectativas reales. Debemos entender la cirugía estética como un recurso que, bajo el correcto asesoramiento y ejecución durante todo el proceso por parte del personal experimentado y cualificado, puede contribuir a nuestro bienestar físico, mental y social.